El portal Zenit.org publica apartes y contenido de una reflexiòn hecha por el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española quien profundiza en la expresión. Aunque el texto es un poco extenso, invitamos a nuestros lectores a que lo lean con un sentido de oración misionera y formativa.
La expresión “nueva evangelización” de Juan Pablo II todavía está
abierta al debate sobre su significado preciso, su aplicación, sus
implicaciones, etcétera.
Lo afirmó el vicepresidente de la
Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, monseñor
Ricardo Blázquez, en una conferencia titulada La nueva evangelización: de Juan Pablo II a Benedicto XVI.
Su ponencia clausuró las 44ª Jornadas de Teología de la Universidad
Pontificia de Salamanca, celebradas en Plasencia los días 12 y 13 de
septiembre bajo el título: Nueva evangelización: retos y posibilidades.
“La nueva evangelización es la palabra clave de orientación para la
pastoral presente y futura”, una “fórmula muy repetida en que se
concentran tareas, necesidades apostólicas y esperanzas de la Iglesia”,
afirmó el obispo Blázquez, citando los Lineamenta para el próxima Asamblea del Sínodo de Obispos que se celebrará en octubre de 2012 sobre el tema La Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana.
“Es una gran cuestión planteada a la Iglesia, y abierta en su
comprensión y realización, ante la cual debemos estar muy atentos”,
continuó.
“Aunque inmediatamente la expresión recaba consentimientos y hasta
felicitaciones, sin embargo una reflexión más detenida descubre la
necesidad de precisar su contenido”, dijo.
Para explicar lo que se entiende por “nueva evangelización”, el
obispo citó unas palabras de Juan Pablo II en su carta apostólica Novo milenio ineunte, recogidas en la conclusión de los Lineamenta.
“Hoy se ha de afrontar con valentía una situación que cada vez es más
variada y comprometida, en el contexto de la globalización de la nueva y
cambiante situación de los pueblos y culturas que la caracteriza”,
escribió el papa polaco.
Y continuó: “He repetido muchas veces en estos años la “llamada” a la
“nueva evangelización”. La reitero ahora, sobre todo para que indicar
que hace falta reavivar en nosotros el impulso de los orígenes,
dejándonos impregnar por el ardor de la predicación apostólica después
de Pentecostés”.
Ya entonces, Juan Pablo II auguró que “esta pasión suscitará en la
Iglesia una nueva acción misionera, que no puede ser delegada a unos
pocos “especialistas”, sino que acabará por implicar la responsabilidad
de todos los miembros del Pueblo de Dios”.
Los Lineamenta (orientaciones) fueron aprobados el 2 de
febrero de este año. Antes del 1 de noviembre deben ser enviadas las
respuestas de los cuestionarios a la Secretaría General del Sínodo de
los Obispos.
Con las respuestas atentamente analizadas e integradas se elaborará el Instrumentumlaboris para la Asamblea Sinodal.
Origen de la expresión
El obispo Blázquez recordó que Juan Pablo II fue quien introdujo por
primera vez la expresión “nueva evangelización”, sin atribuirle una
relevancia particular ni sospechar que estaba destinada a hacer
historia.
Fue en Polonia en 1979, en el santuario de la Santa Cruz, de Mogila,
en las celebraciones del milenario de la evangelización en esa zona.
El papa destacó aquel día que “donde surge la cruz, se ve la señal de
que ha llegado la Buena Noticia de la salvación del hombre mediante el
amor”.
Con la nueva cruz de madera levantada no lejos de aquí, señaló,
“hemos recibido una señal: que en el umbral del nuevo milenio –en esta
nueva época, en las nuevas condiciones de vida-, vuelve a ser anunciado
el Evangelio. Se ha dado comienzo a una nueva evangelización, como si se tratara de un segundo anuncio, aunque en realidad es siempre el mismo”.
“Las efemérides de lo acontecido hace un milenio sugieren a Juan
Pablo II la evangelización al comienzo del nuevo”, interpretó el obispo
Blázquez.
Nuevos matices
Juan Pablo II utilizó particularmente la fórmula en la preparación
para las celebraciones del comienzo del V centenario de la
Evangelización de América.
Al dirigirse a los obispos del CELAM el 9 de marzo de 1983, pidió el
compromiso de obispos, sacerdotes y fieles “no de re-evangelizar, pero
sí de una evangelización nueva. Nueva en su ardor, en sus métodos, en su
expresión”.
En un discurso muy importante dirigido por Juan Pablo II al Simposio
del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa el 11 de octubre de
1983, apareció la fórmula “nueva evangelización” referida a la situación
de Europa, de Europa occidental, prosiguió monseñor Blázquez.
“Europa, a la que hemos sido enviados, ha experimentado tales y
tantas transformaciones culturales, políticas, sociales y económicas,
que plantean el problema de la evangelización en términos totalmente
nuevos”, dijo entonces Juan Pablo II.
“La nueva evangelización de Europa debe insertarse en las raíces
comunes, que están guardadas por la memoria maternal de la Iglesia”,
continuó el papa.
Y afirmó que en la nueva situación de Europa la Iglesia “está llamada
a proponer una nueva evangelización, una síntesis creativa entre el
Evangelio y la vida”.
“Ni el fermento evangélico se ha debilitado ni las entrañas de Europa
están muertas –añadió-. La nueva evangelización en Europa mira hacia
delante sin perder la memoria histórica”.
En misión
El vicepresidente de la CEE explicó que en la misión se pueden distinguir tres situaciones: la misión ad gentes, cuando se dirige a pueblos donde Cristo y el Evangelio no son conocidos.
En segundo lugar, diferenció la misión con las comunidades cristianas
con sólidas estructuras eclesiales y vida y acción pastoral ordinaria.
Y finalmente se refirió a “una situación intermedia, especialmente en
los países de antigua cristiandad, donde grupos enteros de bautizados
han perdido el sentido de su fe o se han alejado de la Iglesia, de
Cristo, del Evangelio”.
En este tercer caso es necesaria una “nueva evangelización”, destacan los Lineamenta del sínodo.
El obispo Blázquez planteó: “¿No es la iniciación cristiana el método
prioritario de la nueva evangelización?”, e indicó que “la iniciación
cristiana es la forma que la nueva evangelización debe adoptar, según
los métodos adecuados”.
El relevo
A continuación, indicó que Benedicto XVI ha retomado el reto de la
nueva evangelización, como lo demuestran numerosas de sus
intervenciones, escritos y actuaciones.
“La exigencia de una nueva evangelización tan fuertemente sentida por
mi venerado predecesor, ha de ser confirmada sin temor, con la certeza
de la eficacia de la Palabra divina”, destaca en la exhortación
apostólica Verbum Domini, por ejemplo.
También habla en este sentido el Consejo Pontificio para la Promoción
de la Nueva Evangelización, instituido por el actual Papa el 21 de
septiembre de 2010.
En el motu proprio Ubicumque et sempercon el que instituyó el dicasterio, Benedicto XVI tomó unas palabras de la exhortación apostólica Christifideleslaici.
“Enteros países y naciones, en los que en un tiempo la religión y la
vida cristiana fueron florecientes y capaces de dar origen a comunidades
de fe viva y operativa, están ahora sometidas a dura prueba e incluso
alguna que otra vez son radicalmente transformadas por el continuo
difundirse el indiferentismo, del secularismo y del ateísmo”, señala ese
documento del año 1988.
“Se trata, en concreto, de países y naciones del llamado Primer
Mundo, en el que el bienestar económico y el consumismo –si bien
entremezclado con espantosas situaciones de pobreza y miseria- inspiran y
sostienen una existencia vivida “como si Dios no existiera”.
“Sólo -dice más adelante la exhortación apostólica-, una nueva
evangelización puede asegurar el crecimiento de una fe límpida y
profunda, capaz de hacer de estas tradiciones una fuerza de auténtica
libertad”.
Rasgos de la nueva evangelización
El obispo Blázquez puso de relieve en su conferencia diversos rasgos
que caracterizan la nueva evangelización, que “tiene su punto de partida
y su fundamento en el Concilio Vaticano II”.
Este acontecimiento eclesial marcó algunas actitudes misioneras para
nuestro tiempo: evangelización en clave de diálogo con la humanidad,
unión de la escucha atenta y la verdad pronunciada con amor, humildad en
su presentación, valentía y amor a los hombres.
También destacó el obispo como rasgo de la nueva evangelización el
“celo por la verdad límpida e íntegra de la fe” y “la claridad en la
pertenencia eclesial”.
“Debemos proclamar abiertamente, con valor y entusiasmo, el Evangelio
de la verdad y de la gracia de Dios –continuó-. No hay derecho a que el
mensaje de la Iglesia sea excluido de la configuración de la opinión
pública”.
Respecto al contexto en que acontece la evangelización, el obispo
señaló que “es, a diferencia de situaciones anteriores en que la
existencia de Dios se daba por supuesta, de indiferencia religiosa, de
enfriamiento, de agnosticismo, de ateísmo, de vivir al aparecer sin
inquietud trascendente. Este contexto hace más radical la
evangelización”.
Atrio de los gentiles
“Por esto insiste tanto Benedicto XVI en que la prioridad misionera
consiste en anunciar a Dios y abrir a los hombres a su búsqueda”,
destacó monseñor Blázquez.
En este contexto se inserta el llamado “atrio de los gentiles”, un
espacio próximo al templo de Jerusalén cuya denominación se usa hoy para
designar espacios para dialogar con “todos los pueblos que no dejan de
preguntarse por Dios y con los que es necesario entrar en diálogo
misionero”.
Y en ese diálogo, el prelado indicó algunas “realidades fundamentales
que configuran en conjunto la forma de proceder en la evangelización”:
verdad y caridad; razón y fe; conocimiento y amor; argumentos sólidos,
bien razonados y presentados con respeto y cordialidad; con obras y
palabras.
Liturgia, caridad, jóvenes
Monseñor Blázquez también subrayó que la liturgia de la Iglesia
“tiene mucho que ver con la irradiación de la santidad de Dios en la
nueva evangelización”, así como el ejercicio de la caridad evangélica y
la creación de instituciones de ayuda a las numerosas formas de pobres.
“Las obras del amor, humilde y servicial, son vías de evangelización;
y de nueva evangelización particularmente, teniendo en cuenta la
difidencia de muchos hacia la Iglesia”, afirmó.
Y añadió que “la nueva evangelización tiene mucho que ver con los
jóvenes como destinatarios y como sujetos evangelizadores” y que “la
nueva evangelización y la iniciación cristiana deben caminar unidas”.
Finalmente, monseñor Blázquez reiteró la necesidad de que la Iglesia
continúe su discernimiento sobre la nueva evangelización y entusiasmando
nuevamente a los que muestran signos de cansancio y de resignación.
Y concluyó: “Se trata de evangelizar al hombre desde los cimientos,
uniendo anuncio de la fe y de la conversión con el encuentro con
Jesucristo en la Palabra y los Sacramentos; armonizando el crecimiento
de la fe personal y la maduración de la comunidad; acompasando
conocimiento de la fe, experiencia y misión”.
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